El extraño del pelo largo
Por Eloy Jáuregui
El troglodita nació bueno. El parque Huiracocha y un tal “Cholín lo fregó. Enrique Tellería Dávila es (fue) El troglodita, el cantante de rock más extraño que conocí en el ejido. Cuando cantaba alucinado, arrastraba las frases como a un perro chusco y alargaba el fraseo como pedo de culebra. Estrafalario y sicodélico, fue el “pase” caminando. Exagerado en todo, era natural de Jesús María, el barrio de altas aspiraciones. Fue ilustre vecino de poetas y cantores. A saber, vivió frente a la casa del compositor Andrés Soto, al costado del poeta Julino Dávila, a un pasito del trovador Huguito Castillo, a tiro de piedra de la residencia la familia Escalante, dinastía de estetas, a la espalda de la quinta del periodista César Hildebrandt y a la vuelta de la primera casa del gran fotógrafo Carlos “Chino” Domínguez. Así, por ADN barrial, era un jodido impenitente.
Enrique se hizo llamar desde 1970 como Jean Paul “El Troglodita”. Hoy ya no valen las comillas. Solo está su eco chamuscado, carburante, pestífero de misterio y la gente que lo conoció le dice solo: el “Troglo”. La leyenda –esa que él quiso fuese mito--, dice de este extraño del pelo largo que fue un tocado por la magia de su tiempo. El “Troglo” arrancó su safari musical como cantante del grupo Los Delfines del Callao. Sería un imbécil si les cuento que lo frecuente. Él era infrecuentable. Pero sí hable y nos metimos unos pisco muchas noches en lo de “Pablito”, famoso grifo de la esquina de los jirones Huiracocha y Húsares de Junín en el recargado distrito de Jesús María, por donde el diablo perdió el poncho.
UN ADELANTADO A SU EPOCA
Alberto Escalante, notable diseñador gráfico, que lo conoció de antiguo, cuenta que Enrique Tellería Dávila fue todo un personaje desde joven. Había estudiado en la misma promoción de César Hildebrandt en el colegio militar Leoncio Prado y era el tipo más buscado –todas las chicas sabían que “Kike” era aventajado—de esos pagos. Pero coincide con una parte de la leyenda. Su padre era un tipo exitoso y lo manejó como un verdadero manager. Él le compraba o le mandaba hacer su vestimenta, se lo veía en la lavandería Dry Cleaners del Parque Huiracocha, lo mantenía en su casa y le daba una poderosa propina que lo convertía en un muchacho afortunado en aquel barrio de clase media anémica de la llamada liquidez. Dice Escalante que si el “Troglo” hubiese nacido en Nueva York o en Londres hoy sería un ídolo como Mick Jagger o Freddie Mercury .
El Troglodita fue el primer peruano que cantaba rock en un estado puro. Su padre le pagaba sus estudios en el Cultural Peruano Norteamericano y “Kike” ensambló un estilo Elvis Presley con dejó a quinta o callejón. Un sastre de la zona que lo admiraba, una tarde mientras se bajaban un ron en el parque le prometió hacerle un traje atigrado. A la semana, “Kike” fue el tipo más feliz. Ahora tenía un terno que era igual a la piel de un tigre. Esa noche cuando actuó en el cine Palermo, se transformó, rompió micros, amplificadores y reflectores y desde esa vez lo llamaron “El Troglodita”.
Luis Vigil escribió de él: “El destacado periodista Guido Monteverde, ya desaparecido, lo bautizaría artísticamente como “El Troglodita” y de paso la película “Europa de noche”, serviría de marco referencial para la creación de su personaje, y Jean Paul anotaría el hecho, ya que en dicho film el actor central era un cavernícola beatnik que salía cantando rocanrol con un mazo en la mano, en un escenario alucinante, donde al final terminaba destrozando todo y a su vez agrediendo a quienes estaban a su alrededor. Con este personaje de ficción, simplemente Jean Paul se sentiría rápidamente identificado y lo llevaría a la realidad, y a un escenario juvenil sediento de emociones fuertes y que antes de la llegada del “Troglo”, era sinceramente súper aburrido”.
Como lo haría dramáticamente real en una recordada presentación en el Canal 4, donde destruyó todo el decorado del escenario, volando sillas y todo lo que encontraba en su camino. Es decir, música rock asumida en su más cavernosa interpretación, y cuyos arrebatos conmocionarían y preocuparían a la opinión pública de aquel entonces, al ver a un joven enfundado en un traje de felino y posteriormente al hippie psicodélico que pareciera haber salido del mismo “Carnaby Street”. P
ROCK EN TIEMPOS DE VELASCO
La revista “Ecran” de 1968 decía: “Jean Paul esta vestido con un pantalón azul eléctrico, una camisa rosada con vistosos estampados, unos lentes gigantes y una corbata ploma ¡pobre Ringo Starr!”. En 1965 grabó “El tema del troglodita” y “El dólar agujereado”, temas que marcarían el inicio de su ascendente carrera, según Luis Vigil. Así, una de sus fans, Rebeca Llave, tiempo después se convertiría en gerente de producción del sello, y descubriría a Los Saicos y a Los Golden Boys, con quienes Jean Paul compartiría muchas veces escenario, ya que Erwin Flores, vocalista de Los Saicos, fue muy amigo del Troglodita y con quienes a veces cantaba en restaurantes del centro de Lima como “El Mario’s” y “La Gruta Azurra”, creando una especie de improvisadas peñas roqueras.
Su primer disco es “Tengo un Mustang”, en el cuál se puede apreciar muy buenas versiones de The Hollies y The Animals, los cuales serían acompañados por Frank Privette y Los Steivos. En 1972 graba uno de sus mejores temas: “Vudú”. Hoy es casi imposible de conseguir pero si uno lo escucha se dará cuenta que el “Troglo” fue un cantante que nació antes de tiempo. Les dejo esta dirección para que ustedes puedan apreciar su art http://www.youtube.com/watch?v=kl0YW4WQpss. Hoy, pocos recuerdan que en los años setenta existió un tipo extrañísimo. Se llamaba Enrique Tellería Dávila, vivo y sufrió en el Parque Huiracocha e inventó una manera distinta de interpretar música. Ese fue su mérito, ser un extraño.