Yo no lo inventé pero asistimos al momento de lo efímero. Un tiempo donde se rinde culto a la velocidad, las modas, la economía de los sexos, la metamorfosis de la ética, la explosión del lujo, las mutaciones de la sociedad de consumo y simultáneamente, habitamos en la abundancia de noticias y la más perfecta desinformación. Para que un periodista sea eficiente hoy es necesario convertirse en un escritor de la información por razones de eficacia comunicativa. El “nuevo lector” exige no sólo enterarse de noticias en retazos, en 5 líneas o sumillas, sino que pide que le cuenten la historia completa con los detalles y las reflexiones que, lástima, hoy no se le permiten ni en la prensa tradicional ni en diarios, radios y espacios de la televisión que se reclaman hipermodernos.
Es escritor, poeta, periodista y profesor universitario. Juega fulbito de noche y con los reflectores apagados. Así nadie imagina la brujería que hay en su pierna izquierda. Es anarquista. Jura que lo quieren. Todos lo dudan. Vive en las nubes. He ahí su cercanía a Dios.