sábado, 23 de agosto de 2008

POEMA PARA MANUEL MORALES


Hachazos de sombra o
cinco zambas toda la noche



Hercúleo en esencia y dibujado en el dado
Rueda su palabra y su sexo y polifonías.
Morales es de naturales y baja el toro así.
Cuando está de mañana se erecta de sombras
Por la tarde lee a Pratolini y escupe cupidos.
Se enamora al anochecer del silencio de la luz
Y cuando se acuesta, agata a la presa y felicea.

Su ayuno es descomunal por espumas y poemas
Entonces crea la recta retorcida y el semen del sema.
Morales vive en Brasil y su ternura la envía en su loro.
Está bronceado de lisuras y degüella las tristezas
Canta al Vinicius y corretea monjas, el maestro.

Si supiera que lo amamos no se hubiese muerto.
Si viera cómo lo extrañamos sería imperecedero
Si olvidara que lo vamos a recordar a morir,
Morales estaría de hachazo y resondrándonos:
Cierto, como un padre que fue de Hora Zero.
Entonces en el cielo te veo, con la cuenta.



Eloy Jáuregui, agosto, 2008



(Fragmento de su última carta desde Brasil)
“MI NEGOCIO AHORA ES ENAMORAR”


“Ustedes dirán Manuel Morales vivió lejos y nos olvidó. No es verdad. Siempre viví con mi conciencia transformada en un derrelicto. Y hallo que fue bien. Desde lejos vi a mi generación crecer. Tengo orgullo de ser un militante de Hora Zero, el movimiento que con mi hermano Jorge Pimentel, el chome Ramírez Ruiz, Jorge Nájar, Enrique Verástegui y tantos otros hermanos, como el imponderable y juicioso Tulio Mora, ayudamos a erguir para que la poesía no sea una farsa y sí el resultado dialéctico de una generación que ansiaba la libertad contra todos los indicios del oficialismo.
(…)
Soy, como ya dije a mi hermano Miguel Gutiérrez, un hombre libertino cuyo negocio ahora es enamorar. Vivo en el sur del Brasil en Porto Alegre, capital do Río Grande do Sul. Un lugar muy interesante por sus mujeres lindas. Ya habrá oportunidad para que les cuente mi vida”. (Carta fechada en junio, 2005)

lunes, 18 de agosto de 2008

EL MAESTRO EN EL CIELO

UN ADIOS PARA EL REY ROJO

El era un año mayor. Yo lo quiero como a un padre y un amigo entrañable. Constantino Carvallo se me ha muerto esta mañana en la clínica Americana. Estaba con un infarto prolongado. Lo operaron esta madrugada en la Clínica Americana. Hoy, repito, está muerto y yo que no aguanto la pena. Constatino Carvallo no estaba para la cirugía sino para la educación.

Repito lo que dice El Comercio: "Eel velorio será hoy al mediodía en la iglesia Virgen de Fátima, en el distrito de Miraflores. Costantino Raúl Carvallo Rey fundó el colegio Los Reyes Rojos en 1978 y desde ahí difundió una visión de la educación que se alejaba de lo covencional. En palabras propias de este multifacético educador, la escuela debía ser "un espacio de socialización en el que se forja el carácter del individuo y del ciudadano. La autonomía moral y la búsqueda crítica del saber son los fines fundamentales que dirigen su actuar".

Carvallo fue dirigente del club Alianza Lima, desarrolló un programa en el que diversos jugadores de las divisiones menores de ese club acudieron a Los Reyes Rojos a estudiar, además de brindarles un techo a aquellos que tenían un difícil entorno familiar. Jefferson Farfán, Paolo Guerrero, Alexander Sánchez y Jairzinho Baylón, son algunos de los futbolistas que en más de una ocasión han agradecido la oportunidad que les brindó Carvallo.

Hace una semana hablamos por mi celular. Lo llamé porque necesitaba su sabiduría. Yo estaba perdido. Él sabía todo. Hace dos años presentamos el libro de Phillips Butters, "Muerte súbita", la primera novela sobre la jaqueca nacional: el fútbol, escrita por el gordo barranquino.

Antes fuimos a "El Cantarrana, con Mercedes Gonzales y Mayte Mujica de Santillana. Tomamos nuestros chelas y hartos cebiches. Sabio, como siempre, Carvallo dijo que el libro era un texto justiciero. Yo le dije que la justicia era cosa de injustos con el bien común. El me abrazó.

Lo vamos a velar esta tarde y por el resto de nuestros días. Su preocupación fue tan grande que mi 'colarado' se nos adelantó.Constantino era el más alegre de los serios. Todo se lo tomaba a pecho, hasta la muerte. ¡Buen viaje maestro!

viernes, 15 de agosto de 2008

JULIO HEVIA: LENGUADOS Y LENGUAJES

HABLA JUGADOR

Así se llama el libro: “¡Habla jugador!”. El jueves junto al Dr. Óscar Quezada lo presentamos en la Feria del libro. Es un constructo de aquello que todos usan y a nadie le importa. El habla. La lengua. Esa oralidad que nos corre por las venas. Entonces, usted, estimada señora, dirá qué quién es uno para que en el sello Tauros de la editorial Santillana publica un libro de 354 páginas sólo para diseccionar eso que nos hace distintos y diferentes. Uno es quien habla. Uno es su habla. Uno es su lengua. Lo otros son cojudecez.
Las palabras existen incubadas a su ADN y se clonan. Julio Hevia las observa, explica y ‘juega’ con la polisemia más densa de su estructura oculta: la jerga atravesada por el argot. Esa urdimbre proscrita cuando escrita. Este libro es el primer tratado serio de la ironía del habla.

Así, estimados lectores, lengua no viene de lenguaje sino del lenguado, ese pez en blanco y negro coloreado por los imaginarios y deslizándose en las turbias aguas de los signos académicos, los vocablos marginales y los significados nodales. El giro y el jirón, la jerga y su ardor.

El tejido hablado tensado por la erección del decir. Así es un texto que revisa la obviedad del pronunciamiento e ilumina el reflector apagado, imaginado por la erótica de las páginas negras. Ese alfabeto del instante conectivo eternizado por el enunciar y el denunciar. Texto de textos, este libro. Lenguas sin menguas, su lectura.

No es cherry. Es un elogio a la geografía del decir. Dublín es Joyce. París es Balzac, Nueva York es Capote. Lima es Reynoso. Surquillo es Jáuregui. El maestro Julio Hevia es ese universo de la lengua babeante. Un escalpelo para cortar por lo sano. Un cicatrisista del vacío del valor auditivo. En su glosario (de su madre) escribe y describe: “yesterday”, igual a cigüeñal, idéntico a ciruela, similar a sida.
Pero aclara que no es una de Los Beatles. Eso es memoria. Lo suyo es torería. El arte de driblear lo imposible. La puñalada de Calatayud vestido de crema. No joroben. Es libro de antología para su analogía imperecedera. Julio es de Jesús María. De allí son los cantantes. Y cierto, los maestros como él. Y no soy fiel.

viernes, 8 de agosto de 2008

HORA ZERO VIVE

De izquierda a derecha aún en estados ecuánimes: Paul Guillén, Enrique Verástegui, Alberto Escalante, El que escribe, Ángel Garrido, Abel Herrera, Jorge Verástegui, Jorge Pimentel, Ricardo Paredes, el Gran Carlos "Chino" Domínguez (agarrándose el aparato) y el maestro Oswaldo Higuchi. Ahora vienen más libros, más fotos, más poemas, más videos, más mujeres y más hermosa locura.


Ese viernes de agosto el Movimiento HORA ZERO, (faltaban llegar Tulio Mora, Miguel Burga y otras firmas) nos amarramos juntos a tres mesas de mármol de la Cantina QUEIROLO del viejo barrio de Pueblo Libre. Había llegado nuestra amiga argentina Ana María Chagra desde Barcelona trayendo unas lapiceras que enviaba Yulino Dávila.

Jorge Pimentel, Oswaldo Higuchi y Carlos "El Chino" Domínguez

La foto corresponde al gran maestro Fernando Obregón Rossi: Poeta, mundano y el mejor blogger ilustre de Hora Zero. Yo soy el de la gorrita y muestro un texto en blanco. Usted escriba lo que le dé la santísima gana. HORA ZERO está vivo y escribimos con el mismo FERVOR que desde aquella vez cuando Jorge Pimentel y el recordado poeta Juan Ramírez Ruiz fundaron el movimiento. AHORA ME VOY A LA FERIA DEL LIBRO DE TARAPOTO.

En el histórico bar SUPERBA. Eloy Jáuregui, Oswaldo Higuchi, Jorge Pimentel, Ricardo Paredes, Tulio Mora, Ángel Garrido, Enrique Verástegui, Alberto Escalante, Abel Herrera.

miércoles, 6 de agosto de 2008

PUNTA DE PECHO (1)


El borracho de Dante y Primavera *


Los muchachos de la luz en su locura
coagulan lo que tocan,
agrian la miel hirviente.


Dylan Thomas

El padre debe morir antes que el hijo, digo
e inmarcesible lo asaltaron los despojos
Aquel seco de caña es el líquido tiempo baldío
Su barba contra el espejo, su niñez tras las etiquetas.


Apura la copa del ahogo a su encuentro, habla para nadie
la familia retratada de cuaresma, su puta y torrenteras
el abuelo salobre de sombras en el sagrado aserrín
su sed cruza la calle blandiendo el sol en estallidos.

Soy el niño tatuado a la mirada del ebrio a contraluz
He visto esa silueta desde que el día lo lame de postemillas
El perfil, su barbilla anclada al cocido de sus tantos yoes
La eternidad es el aguardiente de savias que lo inyectan eréctil
Quién sabe de la daga que enhebra así los retratos de ella.

Traga su arpón de espumas, los conchos memorables,
el hálito de aguajes, el otro día de púas y electrodos impunes.
Padres e hijos y otras aguas, sangres y vasos tras de ti
Se cuenta de mujeres y amores muertos, de hazañas llorando
a cadáver, se apura el resto, la botella de arenisca.

Y al amanecer uno prohibe que la luz dé al corazón
su hado al joven que observa desde la miesmedad el te amaré.
Y cuánta sabiduría tantálica, la barra justicia a ojo mojado
Malaguas del alongado cuerpo complacido de las llagas.

Bares como las naves encalladas al honoris causa
el refugio eterno, mirada que teme al mortal reflejo
tiembla el tacto, las sedes del acoso, indomables
en la barra el yonque luce su aguarrasada eternidad y
sus huesos sin dientes abren sus labios al agua del fuego.


* Del libro Maestranza, 2007. Eloy Jáuregui

SE CASÓ RENATO CISNEROS




"OIGA, TODOS BUSCAMOS NOVIA" *


Este texto publicado hoy en El Comercio por Enrique Planas habla del gran talento de mi amigo Renato Cisneros. Lo reproduzco porque su blog que publica a diario en la edición digital del "decano" es un fenómeno de estos tiempos. La Editorial Santillana no pudo tener mejor acierto que convertir sus post en un libro y leean ustedes lo que que pasó en la última Feria del Libro de Lima. (eloy jáuregui)


Por Enrique Planas



Poeta, periodista y blogger, Renato Cisneros es el protagonista de un fenómeno editorial pocas veces visto. La noche del miércoles, en la Feria Internacional del Libro, pudo reunir a cientos de lectores alrededor del amor y su circunstancia

¡Oiga, todos buscamos novia!", grita el hombre detrás de mí que pugna por entrar la noche del miércoles a la Sala José María Arguedas de la Feria Internacional del Libro. Más que todas las sangres, la cola que nos envuelve reúne todas las generaciones de lectores. Bien dicen que no hay edad para el amor. Este es el gran momento de "Busco Novia", el libro de Renato Cisneros que contiene tanto sus mejores 'post' como las más entrañables respuestas colgadas en el blog más visitado de la edición web de El Comercio.
En efecto, antes de buscar novia, debíamos ponernos a buscar espacio. Nadie había calculado la respuesta de los lectores cuando se les golpea directo al corazón. Así, tanto el autor como sus sorprendidos presentadores, el actor Carlos Carlín, la poeta Alessandra Pinasco y el editor Fabricio Torres del Águila, debieron ser asistidos por agentes policiales y funcionarios de la Cámara del Libro para atravesar la procesión de lectores entusiastas. "Qué lindo es", comentan dos fans enamoradas.

Mi carnet de prensa me sirve como precario escudo para atravesar el muro de personas que lamenta fuera del auditorio no encontrar un cupo. Es la primera ocasión que una presentación de libro requiere una dotación policial, prueba de que estábamos en un acto poco común. Las 120 butacas del auditorio están ocupadas. Conté el público de pie: un centenar. Otro ciento escuchaba fuera de la sala, empinándose unos contra otros para apreciar la mesa de presentación a lo lejos, disparando sus cámaras digitales dirigidas al blog de Renato y capturando imágenes que pronto circularán por la web. Feedback que le llaman.



Tiene la palabra Carlos Carlín: "Estoy aquí p
orque el título de este libro me lo podría pegar en la frente", anuncia. El actor habla para el público de dentro y fuera de la sala. Improvisa sobre su incapacidad para saber cómo conquistar a las chicas, sobre cómo todos los secretos acerca de la seducción están equivocados. Se define como pésimo conquistador y admite que no entenderá jamás el tema del amor, aunque le haya servido como material inagotable en sus espectáculos con Johanna San Miguel. Pero su experiencia teatral le sirve para estar seguro de algo: "En el teatro, el público siente cuando uno trabaja su personaje con sinceridad. Y con Renato sucede lo mismo, en lo que escribe hay sinceridad, hay verdad. Y por eso el éxito de su libro", afirma.

Fabricio Torres del Aguila, su editor en la edición web de El Comercio hizo las veces de divertido anfitrión. Compartió sus recuerdos del nacimiento del blog, desde tempranas conversaciones a inicios del 2007, cuando se trabajaba el rediseño de la sección web y le sugiriera escribir sobre aquello que solo un buen amigo del poeta sabía: todos los suspiros amorosos y devaneos confesados pasado el cierre de edición. "Aquella larga lista de chicas con las que Renato no concretaba, pero conocía", cuenta. Por su parte, la poeta Alessandra Pinasco se encarga de aportar la reflexión más literaria de la mesa. "Si 'Se busca novia' tiene este éxito, es porque lo escribe un poeta", afirma. Lo tiene claro.


El libro no resume los textos de un blog cualquiera. Es el diario íntimo de un escritor, con una mirada especial, la de un treintón soltero, neurótico, escéptico y gonzo. Que convierte su autobiografía en una de las más poderosas ficciones, y que repite aquella atracción que en el siglo XIX tenían las novelas publicadas por entregas en los diarios.Y luego Renato agradece. A ese público inesperadamente masivo, a su editorial, al director del periódico donde trabaja. A quienes le ayudaron en la selección de textos, a Alfonso Vargas, alias 'Robotv', por sus dibujos artesanales que pintan al autor calato y en apuros, con esa sensible ambigüedad entre infantil y perversa que atraviesa los textos del libro. Apuntes de un sensible blogger que no teme abrir su corazón, incoherente, contradictorio, sabio e ingenuo a la vez.



Textos que han sintonizado con la sensibilidad de miles de lectores, quienes han convertido a "Busco Novia" en el libro más vendido de la FIL este año (500 ejemplares se vendieron solo la noche de la presentación) y que se hicieron presentes en esta noche memorable de miércoles, formando una impresionante cola que esperaba la dedicatoria. "El blog es aparentemente mío porque lleva mi firma, mi biografía y mi foto, pero eso es solamente el vestuario. Lo que está debajo es lo que cada uno de ustedes escribe, comparte y necesita decir", explica Renato. Y todos quieren abrazarlo para cerrar el círculo. Porque como él, todos buscamos novia.






* Tomado de la edición de El Comercio del miércoles 6 de agosto del 2008

martes, 5 de agosto de 2008

PELOS DE BANDERAS





LAS CALATAS (1)

Escribe Eloy Jáuregui

Siete paradigmas y sus interrogantes para seguir hoy siendo más peruanos todavía.



LA BANDERA. Lecey Jenny María Zamudio Juárez, (a) "Leysi", chola peruana: 92-58-96, se plantó frente a la fiscal provincial Silvana Calle Miranda en la investigación de oficio abierta por el delito de ultraje a los símbolos y valores de la Patria. Su pecado: Con esa gamuza y pelaje no al roce de la seda nacional. ¿Qué horror? o ¿Qué honor?



LA BLANQUIRROJA. Ya lo dije. Con esa franja en el pecho nuestros futbolistas están prohibidos de jugar bien. Su delito sin Magaly: vender la utopía del fútbol como alegría y decencia del pueblo. Para ti maestro: Pocho Rospigliosi. Faltarán los goles de Cubillas ¿Y Lolo? ¿Y Manguera?


LA PREGUNTA. ¿Cuándo se jodió el Perú? Antes de que abras la boca Varguitas. Antes de tu madrastra. Antes de los españoles. Antes de ser Zavalita, un periodista sin capachos para contar la verdad: Que los peruanos estamos jodidos mucho antes de tu rejodida pregunta.




LA JUSTICIA. ¿Lady Bardales o los congresistas de chifa? ¿Los colombroños o los peruanos? ¿Los choferes de Pasamayo o los sicarios de Surco? Usted tiene un feriado largo para ganarse un tamal de Gastón en Santiago. ¿O quiere posar calato encima un burro sobre un pañal de Saga?




LA DEMOCRACIA. Todos pueden ser autoridades. Pero no todos estamos aptos para fregar a nuestro país. Basta con los fujimoristas y Belmont. Basta con los que votaron por el mal menor. Basta con los decidieron por las telenovelas del Canal 7.




LA POBREZA. Como ahora sí, según el INEI, ya somos 28 millones. ¿Cuántos comen como usted señora? ¿Veinte lucas? A mis sobrinos les duele el hueso por la FIL bamba y chilena. Por el atún por los cielos y la sopa se la casa sin presa. Por los avisos de tanta prostituta en los diarios serios. Madres solteras. Por mis alumnos que no pueden pagar la pensión.




LA PATRIA. Por eso y otras razones este columnista sigue siendo peruano. Más que amor, por dolor. Más que desasosiego, esperanza aún. Más que joda, amor a mis hermanos. Vengo de Tarapoto. No hay agua, sí coca. Vengo de Chimbote y me duele el occipucio. Entonces Felices Fiestas Patrias, maestras.



LA SONORA MATANCERA II



ETERNA MÁQUINA DE LA RA-SON


El 23 de febrero del 2006 se presentó en Lima el libro “Tiempo de Matancera, Crónica del gran espectáculo de la vida” del estudioso peruano Víctor Montero, bajo el sello del Grupo Editorial Norma [*]. El texto [376 páginas, con fotografías de la época y material afín] es un estupendo y completísimo estudio de esta organización musical cubana que desde el 12 de enero de 1924 –y según algunos- hasta nuestros días, ha marcado la impronta rítmica del mundo de más de cinco generaciones, de todas las razas y de todos los continentes. He aquí una reseña sobre estas páginas históricas que más para leer o escuchar valen más para bailar.





Escribe Eloy Jáuregui


Uno.
Cuando se habla de cultura de masas hay un subrayado y en negritas que se refiere única y exclusivamente a la música. Ninguna otra expresión es masiva por antonomasia ni verdaderamente popular por su genética integral para embargar el cuerpo, todos los cuerpos. Y si “América Morena”, como diría Jorge Amado y luego reafirmaría Nicolás Guillén, tiene múltiples riquezas naturales, es su música la que amalgama el espíritu de los pueblos y galvaniza las estructuras con el alma casi siempre sedienta de sus gentes.


El cubano Leonardo Acosta peca de injusto –son excelentes sus estudios y de un rigor teórico admirable—cuando al explicar que como todos los estilos bailables previos (danzón, son, mambo,chá), la guaracha y el guaguancó son géneros menores. Igual, en Cuba, un ritmo como la timba ha sido objeto de enconada controversia y duramente criticada por círculos más o menos conservadores que dicen propugnar la "educación estética de las masas". A Fidel Castro nunca se lo vio bailar [bien], por ahí viene la cosa. Algunas de las nuevas y más populares orquestas como N.G. La Banda, Charanga Habanera han sido constantemente criticadas por los medios de comunicación, pero su popularidad entre los jóvenes ha sido en ascenso.
Estas controversias de alto voltaje son comunes en la historia de los géneros bailables en Cuba. Es un fenómeno que se remonta al siglo XIX y que tiene sus raíces en los prejuicios raciales contra las expresiones culturales afro cubanas. Recordemos que el danzón y el son o fueron impugnados en sus inicios por "negros", y luego, cooptados por las clases dominantes blancas de manera gradual, hasta incluso considerarlos como sellos de "cubanía" o "cubanidad" en los años veinte para combatir la influencia de músicas extranjeras como el jazz y el tango en (ambas ambiente raíces africanas). Acosta afirma: “De un en franca competencia durante los años veinte, el danzón y el son pararon mezclándose paulatinamente, primero en las composiciones de José Urfé y sobretodo afines de los treinta, cuando la charanga danzonera de Antonio Arcaño y sus arreglistas Orestes e Israel López impusieron el patrón rítmico derivado del son que más tarde sería el sello del mambo. Al mismo tiempo, el sonero Arsenio Rodríguez introducía el mismo patrón rítmico sincopado en el conjunto lanero.”


Pero el racismo aún prevalecía: los músicos y orquestas de blancos tenían las mejores oportunidades en los cabarés y hoteles de lujo, que excluían tanto a los músicos como al público negro. Este se refugiaba en los cabarés de segunda o tercera y en las sociedades "de color", así como en las maratónicas giras de las cervecerías La Tropical y La Polar. Y si el mambo triunfo pronto, en parte fue porque llegaba desde México, pues el propio Pérez Prado había fracasado en su primer intento de lanzarlo en la Habana. Y si hay racismo con Pérez Pardo, me pregunto yo como no iba a existir exclusión con una orquestita que venía de Matanza a querer buscarse un espacio en La Habana, Ni modo, de ahí el mérito de La Sonora Matancera y este hermoso homenaje que le ha escrito en el Perú Víctor Montero para una de los conjuntos que hasta hoy en todas las playas del litoral peruano es obligado motivo para mover la cintura y refundar la filosofía de la pelvis o la llamada también metafísica del catre. ¡Qué ocurrencia!






Dos.
Contaba Carlos Loza, aquel chalaco insigne, que los porteños conocieron a la Matancera por las emisoras de onda corta a partir de captar y sólo los viernes Radio Progreso de La Habana o en la CMQ muchos antes que los discos de la Sonora llegasen por barco. Pero una de los mejores texto periodísticos que se hayan escrito en el Perú es precisamente este homenaje que fabrica Montero en 1976 “Ahí viene La Sonora Matancera”. Es decir, el antecedente al nuevo texto ampliado y mejorado. Cierto, en ese entonces no tuvo la difusión que se merecía pero a pesar de ese hecho, el texto está agotado de ahí que esta versión del 2005 es de lectura obligada para los amantes de la música y para las amantes de los amantes.





De estructura axial, se narran los sucesos que ocurren desde julio de 1957 cuando en su mejor momento, la organización cubana llega a Lima y desde el aeropuerto de Limatambo hasta el sexto piso del Hotel Bolívar la multitud de sus seguidores apenas si los dejan respirar. Historiografía comparada. Aparece el teniente seductor, así llamaban al presidente Manuel Prado y como un gol de taco de Toto Terry. Se cuenta como Celio Gonzáles es llevado en hombros luego de su actuación en la Plaza de Acho y hasta el hotel y que sucedía con la Guerra Fría. El Perú ya tenía Miss Universo, Gladis Zénder y Guido Monteverde se quejaba por los precios altos para oír cantar a Celio y Carlos Argentino, los dos unicos catantes oficiales de la Matancera. El libro fue un hallazgo para este cronista. Miento si digo que Montero no fue mi inspirador para que yo construyera un estilo y una devoción.






Tres.
No fui cantante como tantos de mis colegas, pero gracias a “Los aretes que le faltan a la luna” de Vicentico o “todo me gusta de ti” de Beltrán, fui bolerista a mi manera. Luego con el programa “Ritmo y sabor con la Sonora Matancera” de Radio Libertad –me hice acólito y casi alcohólico--allá en los sesentas que la Sonora fue religión en casa de mis padres porque empezaba el espacio al mediodía y uno sabía que ya llegaba el cebiche que preparaba mi madre con tierno esmero y luego era fe sagrada empalmar con Radio Victoria y cerrar la faena con “Los Embajadores Criollos” y Rómulo Varillas y “El animador de los multitudes”, don José Lázaro Tello.

Libro riguroso este de Víctor Montero. Hay inmersión como la entienden los periodistas de raza y no aquellos que dicen ser de “investigación” y se regodean con la miasma del escándalo. Y Montero también fue impulsor de aquella fama porque por buen tiempo condujo el programa junto al maestro Javier Chávez Campoverde, César Matías, Guillermo Hernández, Robinson Tuesta, Raúl Bautista, Carlos Pacchioni, Humberto Charlatana, “Pachuco” González, Jorge Eduardo Bancayán. Yowad Ali Moli, Yolbi Traverso, David Rivas y otros maestros que de la radio crearon un pretexto sonoro para hacernos felices.




Cuatro.
Hay música para olvidar o morir y otra sólo para vivir, sentenció alguna vez el recordado poeta Cesáreo “Chacho” Martínez apenas apuró el primer vaso de cerveza azul como solía decirle al líquido dorado y espumoso según había aprendido del maestro y también poeta, el chileno Jorge Teillier; y antes de exigir un correcto Chupe de camarones en «El Rinconcito de Tiabaya, oyó con emoción solemne el disco B-6, aquel que había ordenado en la rockola: una guaracha atrevida de La Sonora Matancera que lo trasladaron a través de los efluvios de la memoria hasta su Cotahuasi del alma. Sí señores, porque en aquel remoto pueblo arequipeño, la organización que lideraba ese pariente suyo, cubano y leyendoso, don Rogelio Martínez, por esa magia macondiana, había trasladado un disco del sello Seeco “Los Reyes del ritmo” grabación donde destacaban Celio y Willy. Vaya uno a saber que carnavales fueron aquellos de los cincuenta y hoy “Chacho” Martínez está muerto, y es que a veces al amor y la pasión hay que ponerle música desenvainada para que no se desborden y ahora él en el cielo, seguro que seguirá marcando aquel B-6 para escuchar sus herencias en la rockola de la eternidad, que en otras palabras es la misma Sonora Matancera.

Pero si la rockola, como dirían Gillo Dorfles y Gilles Deleuze –dos filosófos rockoleros—es hoy un objeto kitsch (no por fatuo o banal, qué ocurrencia). Es decir, se ha kitschificado de tal forma que ha adquirido fisonomía propia que la ha descontextualizado de lo que era su función original. Y qué lejos está esta utopía que puso en práctica David Rockola, su creador y no tengo nada contra su apellidO.
.

No era afecto a los libros y la leyenda cuenta que apenas sabía escribir aunque nadie se explica cómo así poseía un repertorio descomunal que podía recitar en verso y de sol a sol el mundo explicado a través de leyendas celtas que hubiera avergonzado a mismo J.R.R.Tolkien. Así, muy joven, Rockola perfeccionó la máquina tragamonedas, reinventó el aparato de pinball y fue quien patentó la máquina que, apenas recibía una moneda, de una ruma de discos con su brazo electromecánico recogía uno de ellos, lo tocaba –musicalmente hablando quiero decir—y lo devolvía a su lugar original. De todas sus creaciones, a esa máquina, el inventor le agarró tal camote que hasta le puso su apellido y se hizo millonario.

En 1939 tanto en Chicago como en La Habana, en Cali o en el Callao, entre la ley seca y la mojada, cientos de tabernas no eran tal si no tenían en el lugar más sagrado de su recinto sagrado o altar embrujado instalada una Rockola. Que existieron otros competidores, lo había sobre todo en el negocio de los pick up (o cajas de música), a saber, los Wurlitzer y Seeburg, que sí dominaban aquel el mercado. Pero Rockola no tenía frenos, David Rockola siempre supo que había inventado el primer robot de la historia y este tocaba y cantaba como los dioses y por una sola moneda.



}


Cinco.

Cuando Víctor Montero nos contaba en esa primera versión de este estudio “Ahí viene La Sonora Matancera” [publicado también en Lima en 1976], que la popularidad de los músicos de que existían al norte de Ancón, ésta se debía única y exclusivamente a ese archivo público musical o disco duro de la melancolía, de los amores contrariados por los fastos de los celos y la incontinencia del deseo. Empezando con la Sonora Matancera y desde Elvis pasando por Julio Jaramillo y hasta Pedro Infante, son carne –el lomo hubiera dicho María Félix—de Rockola. Hay incluso en Latinoamérica un género de música rockacolera. Yo he visto llorar a varios guapos de esquina junto a la máquinas de marras con «Señora» cantado por Bienvenido Granda con aquella voz punzo cortante de los boleros astifinos.


En La Habana de 1959, Arturo Machado, un industrial del disco imitó a Rockola. Cierto, en Cuba al aparato lo llamaban «victrolas» y Machado los comenzó a fabricar por cientos bajo la marca Maype. Se sabe que el Benny Moré y La Sonora Matancera fueron más que ídolos porque las «victrolas» con apenas 5 centavos los hacían cantar a grito pelado en bares y bodegas y se estima que sólo en La Habana Vieja, existían 150 máquinas que sólo servían para hacer llorar por ambos lados, de tristeza o de felicidad.

Yo recuerdo una rockola en una horrenda pocilga de la última cuadra del Jr. Cailloma en la Lima Histórica. El dueño atendía en bivirí mientras servía un menú repugnante pero el antro estaba siempre de bote a bote. Su jale era la rockola que no aceptaba ni porros ni pasillos. Existían valses y hasta tangos pero la máquina de la música sólo se salvaba por una grabación: “Aunque me cueste la vida” de Alberto Beltrán. Cierto, todos los parroquianos lloraban mientras deglutían la Sopa de la Casa y no se piense que era por el endiablado rocoto. Era por la música, aquella que estrujaba sus romances y que salía de los parlantes de aquel viejo aparato que su inventor jamás imaginó que serviría alguna vez para abrir los otros apetitos, aquel del corazón y el otro de deseo.






[*] Tiempo de Matancera, Víctor Montero, Grupo Editorial Norma. Lima febrero 2006.